Con relación al periodo inca, tampoco las opiniones de los
estudiosos coinciden plenamente, pues algunos de ellos sostienen que su cultivo
y consumo fueron reducidos, mientras que otros señalan que no sólo las élites
de Imperio tuvieron acceso a ese producto.
La versión que indica que el uso de la coca estuvo
restringido a la nobleza, se apoya en las informaciones de varios cronistas,
como Juan Matienzo, que sostiene que las clases populares estuvieron excluidas
del derecho a consumir coca, reservado sólo a los nobles y a los del Imperio.
También se afirma que ésta era masticada por los "yaravecs", personas
con memoria privilegiada que relataban la historia de ese grupo con una gran
precisión.
Otros cronistas señalaron que los incas obsequiaban coca a
las autoridades étnicas que llegaban al Cuzco, como parte de la Reciprocidad
entre el Estado y los grupos étnicos dominados. Además, que junto a otros
productos, esta hoja era almacenada en depósitos provinciales para ser
utilizada en tiempos de guerra, distribuida entre los indígenas en tiempos de
Paz para aliviar las necesidades de la población en caso de escasez de
alimentos. Pero también existen informaciones sobre el cultivo de cocales
autónomos del monopolio estatal por parte de algunos grupos étnicos, lo que
significaría que su consumo no estuvo totalmente restringido.
Por otro lado. John Murra (1978:249) señala que los incas
contaron con zonas dedicadas al cultivo de la coca que estaban bajo su control,
así como los mitimaes, llamados "camayos", enviados a los valles a
"curarla" y recogerla. Asimismo. parece ser que la coca cumplió la
función de valor de cambio en un contexto de ausencia de moneda y reglas
andinas de circulación de bienes de consumo.
Por otra parte, la coca tuvo también en el incaico, como en
épocas anteriores, una función mágico-religiosa fundamental. Al respecto,
Matienzo observó este ritual: (...)los adivinos mascaban hojas de coca y
escupían el jugo en la palma de la mano con los dedos mas largos extendidos; si
el jugo escurría igualmente por los dedos, el augurio era bueno; caso
contrario, era malo (Martín 1983:20).
En realidad, el propio mito fundador del incario tuvo
relación con la coca. Garcilaso de la Vega, al relatar la leyenda de los hijos
del Sol que fundaron el Imperio, señaló que éstos habían ofrendado hojas de
coca y enseñado al pueblo que éstas podían ser utilizadas para matar el hambre,
eliminar el cansancio y permitir que el desdichado olvide sus desgracias.
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