miércoles, 10 de julio de 2013

LA COCA DURANTE LA COLONIA

 Desde las primeras penetraciones de los españoles a la zona del Tahuantinsuyo, éstos se anoticiaron de la existencia de cultivos de coca y, desde muy temprano, los cronistas y visitadores comenzaron a averiguar sobre sus características y usos.
Muy pronto se abrió un debate sobre si debía o no permitirse que siga siendo cultivada y consumida por los indígenas. El grupo ligado al clero consideró que debía prohibirse el cultivo y consumo de la "hoja del diablo", por su relación con prácticas mágico-religiosa que la doctrina de "extirpación de idolatrías" quería hacer desaparecer.
Pero esta posición perdió vigencia al constatarse que la coca podía ser utilizada en sustitución del alimento por su alto valor nutritivo y, por lo tanto, ser entregada a la fuerza de trabajo sometida en las minas y en el campo. Por otra parte, los españoles, ávidos de riquezas, percibieron que su cultivo y comercialización podían convertirse en otras fuentes de obtención de riqueza.
Descubierto el Cerro Rico de Potosí, cuya explotación se inició masivamente en la segunda mitad del siglo XVI, la mano de obra que se reclutó forzosamente desde la implantación de la mita por Toledo se convirtió en una importantísima consumidora de coca, junto a la de otros centros mineros como Porco, Oruro, Chichas y Lípez. A partir de ese momento, el cultivo y el consumo de la coca vivieron un importante y acelerado proceso de expansión. Por ejemplo, el cronista español Polo de Ondegardo sostuvo en 1571 que en ese momento había 50 veces más plantaciones de coca que cuando los incas regían el Perú.
 También se sostiene que el aumento en el cultivo y consumo de la coca tuvo que ver con el hecho de que la invasión europea había producido una grave crisis de alimentos, causando privaciones nutricionales en la población indígena, quien recurrió a la coca para paliar esas deficiencias.
En todo caso, ya a principios del siglo XVII, la coca se consolidó como un producto de gran difusión en el mercado colonial y su cultivo y comercialización involucraron a distintos grupos de la sociedad virreinal. Asimismo, el estado la había incluido como un producto importante en el pago del tributo. En ese siglo, el Cuzco fue la primera zona productora de coca en el territorio bajo jurisdicción del Virreinato de Lima. En la Audiencia de Charcas, hoy Bolivia, sobresalieron la región de los Yungas de La Paz, los valles de Zongo y de la provincia de Larecaja. De su comercialización se beneficiaron ciudades como el Cuzco, La Paz y La Plata, que en el siglo XVII fueron rentadas con 80 mil, 70 mil y 40 mil pesos respectivamente, por concepto de impuestos sobre la coca (MUSEF 1978:186). El principal centro consumidor continuó siendo Potosí.
 Desde fines del siglo XVI, muchos españoles tenían encomiendas de coca en la región de los Yungas de La Paz y, en el siglo XVII, ya existían numerosas haciendas en la zona. A pesar de ello, muchos ayllus Yungueños continuaron poseyendo sus propios cocales e importantes familias de caciques indígenas, como los Guarachi, contaron, a su vez, con grandes extensiones a su cultivo.
En el siglo XVII, la coca fue utilizada también como valor de cambio y con ella se podía obtener ganado y otros productos altamente valorados. Muchos indígenas se convirtieron en comerciantes de coca, llamados "cocanis", que la trasladaban a lomo de bestia o en sus espaldas por caminos de herraduras desde los Yungas de La Paz hasta Potosí. Además, según una autora, existían diferentes tipos de trabajadores, como arrendatarios, esclavos trabajadores temporarios involucrados con su producción, los que provenían principalmente de Pacajes, Larecaja y Omasuyos (Lema 1989:42).
A principios del siglo XVIII, las haciendas cocaleras de los Yungas atravesaban un momento importante de prosperidad y contaban con un mercado asegurado.        
 Junto a las zonas que hasta entonces habían sido tradicionales cultivadoras de coca, aparecieron plantaciones en las misiones de Apolobamba, así como en el valle de Cliza (Cochabamba) y, un poco después, en los Yungas del Espíritu Santo, que se encontraban en la entrada del Chapare cochabambino.
 Para fines de siglo, a los consumidores indígenas se añadieron los españoles y criollos que la utilizaban en mates para curar resfríos, dolores de muelas, heridas, fracturas de huesos y otros. Además, en las labores de la Independencia, la coca continuaba significando un suculento ingreso en alcabalas, diezmos, primicias y veintenas para el Estado y, principalmente, para la región de La Paz. En efecto, el impuesto a la coca fue siempre un rubro vital para la aduana de La Paz y su principal recurso económico.
Pero las sublevaciones indígenas de fines del siglo XVIII, primero, y la Guerra de la Independencia, después, impactaron en la pérdida de miles de hectáreas de coca, sobreviniendo un periodo de crisis del producto. Sim embargo, muy pronto la coca volvió a tomar el lugar principal en los ingresos locales de La Paz, y a lo largo del siglo XIX, ningún otro producto la aventajó, como describe un informe anónimo de las primeras décadas del siglo XIX, en el que sse dice:
La Paz, por sus Yungas ha sido y es el imperio de la moneda. Allí afluyen de todas partes caudales por su coca. Supongo, como es así, que en toda la República circula poca moneda. ¿Con qué otra moneda se realizaría el cambio de la coca? Potosí a su vez nada tiene sin La Paz (...) Pero sin la coca (La Paz) nada tiene (...) Adiós mineros, adiós moneda y adiós población si no hubiera coca (Parkerson 1980:115).

FUNCIÓN DE LA COCA BAJO EL IMPERIO INCA

Con relación al periodo inca, tampoco las opiniones de los estudiosos coinciden plenamente, pues algunos de ellos sostienen que su cultivo y consumo fueron reducidos, mientras que otros señalan que no sólo las élites de Imperio tuvieron acceso a ese producto.
La versión que indica que el uso de la coca estuvo restringido a la nobleza, se apoya en las informaciones de varios cronistas, como Juan Matienzo, que sostiene que las clases populares estuvieron excluidas del derecho a consumir coca, reservado sólo a los nobles y a los del Imperio. También se afirma que ésta era masticada por los "yaravecs", personas con memoria privilegiada que relataban la historia de ese grupo con una gran precisión.
Otros cronistas señalaron que los incas obsequiaban coca a las autoridades étnicas que llegaban al Cuzco, como parte de la Reciprocidad entre el Estado y los grupos étnicos dominados. Además, que junto a otros productos, esta hoja era almacenada en depósitos provinciales para ser utilizada en tiempos de guerra, distribuida entre los indígenas en tiempos de Paz para aliviar las necesidades de la población en caso de escasez de alimentos. Pero también existen informaciones sobre el cultivo de cocales autónomos del monopolio estatal por parte de algunos grupos étnicos, lo que significaría que su consumo no estuvo totalmente restringido.
Por otro lado. John Murra (1978:249) señala que los incas contaron con zonas dedicadas al cultivo de la coca que estaban bajo su control, así como los mitimaes, llamados "camayos", enviados a los valles a "curarla" y recogerla. Asimismo. parece ser que la coca cumplió la función de valor de cambio en un contexto de ausencia de moneda y reglas andinas de circulación de bienes de consumo.
Por otra parte, la coca tuvo también en el incaico, como en épocas anteriores, una función mágico-religiosa fundamental. Al respecto, Matienzo observó este ritual: (...)los adivinos mascaban hojas de coca y escupían el jugo en la palma de la mano con los dedos mas largos extendidos; si el jugo escurría igualmente por los dedos, el augurio era bueno; caso contrario, era malo (Martín 1983:20).


En realidad, el propio mito fundador del incario tuvo relación con la coca. Garcilaso de la Vega, al relatar la leyenda de los hijos del Sol que fundaron el Imperio, señaló que éstos habían ofrendado hojas de coca y enseñado al pueblo que éstas podían ser utilizadas para matar el hambre, eliminar el cansancio y permitir que el desdichado olvide sus desgracias.

LA INTERPRETACIÓN DEL USO DE LA COCA EN LA ADIVINACIÓN

Se utilizan dos cosas:
◘  Una UNKUNA, una pequeña manta cuadrada tejida con lana de vicuña o de Alpaca-Zuri de buena calidad.
◘  Las hojas de coca nuevas de la época.
Una vez preparada la UNKUNA y nuestras invocaciones a la pachamama se saca las hojas de coca de la CHUSPA (bolsita pequeña) se lanza sobre la UNKUNA, la interpretación se hace al pedido del consultando, teniendo en cuenta varios elementos, entre los cuales sobresalen.
◘   formas de la hoja.
◘  relación posicional entre las hojas.
◘  Formas de hoja
Después del lanzamiento representara al consultante o a la persona por la cual se consulta esta elección. Así en general la relación hojas\persona, depende en gran parte de las formas de las hojas. La forma alargada representa a un hombre mientras que las mas anchas se refieren a una mujer. Lo mismo pasa con la identificación de los niños.


Las características relativas a la conservación de las hojas de coca puede considerarse fundamentales para el diagnostico de las enfermedades tienen también importancia en lo que se refiere a la adivinación de eventos futuros. Colores, defectos naturales, rupturas, o huecos en el cuerpo de la hoja, son elementos utilizados para la interpretación

LA HOJA DE COCA EN LA EPISTEME ANDINA



Hoy, como en el incanato la coca es aún un elemento imprescindible en la religión andina; es utilizada para hacer el "K'INTU", forma parte en las diversas ofrendas a las deidades ancestrales, y además sirve para poder predecir el futuro mediante personas que sirven de "médium" entre las hojas y la persona interesada, las hojas son lanzadas sobre un manto y el "médium" se encarga de interpretarlas. Por su parte, ocupan un lugar preferencial en la medicina popular de los Andes, en forma de infusiones, cataplasmas o polvos; es normal que los andinos beban infusiones de hojas naturales de coca con fines medicinales ya que se considera que son un efectivo medicamento cuando las personas tienen mareos o dolores de cabeza, afecciones a la garganta y problemas estomacales, y también es bebida para ayudar a las personas que sufren "soroche" en zonas altas; como cataplasmas para aliviar reumatismos y luxaciones. Además, en muchas comunidades altas en los Andes sus poblaciones adultas tienen la costumbre de mascar hojas de coca, éstas son sólo mascadas y no tragadas; para ello se utilizan pedacitos pequeños de "llipt'a" que es una bola de cenizas de algunas plantas como la quinua. La cal contenida en la ceniza ayudará a desprender los alcaloides de la hoja y elementos como el caroteno, thiamina, riboflavina, hierro y calcio; además, está demostrado que la cal de la "llipt'a" ayuda a una fuerte degradación de la molécula de cocaína. El mascar o "piqchar" coca sirve como estimulante capaz de mitigar estados como la fatiga, hambre, sed, etc.; es obvio que quien masca coca no llegará a alcanzar un estado "doping" porque se trata de hojas naturales que necesitarían un proceso químico con elementos como el ácido tartico, ácido clorhídrico puro, éter y sulfato de soda anhidro a temperaturas predeterminadas diferentes, para finalmente producir cocaína.
"Que la coca los idiotiza”...puede ser pero entre miles de indios apenas se encuentran dos o tres imbéciles y todos o casi todos "picchan" (no "chacchan") coca. Además no está averiguado que el uso de la coca hace daño. Cuantas arrobas de coca serán necesarias para que simplemente masticadas ni siquiera tragadas, se resuelvan en un gramo de cocaína?


La masticación de la coca es suficiente para convertirla en cocaína? En cambio ¡que dentífrico maravilloso, que vigorizante de milagro es la coca! No hay noticia de que ningún indio haya sufrido dispepsia, haya perdido la dentadura o enfermado de ella, antes de los cien años.". 

LA HOJA COCA DE ANCESTRO MEDICINAL A FLORECIENTE NEGOCIO.

El dilema de si la hoja de coca es una droga o no se mantiene tan vigente como el paradigma prohibicionista.

El antiguo Tahuantinsuyo ha dejado obras palpables que maravillan al hombre, pero para otros lo que deslumbra los sentidos es la magia y filosofía del tejido invisible del antiguo poblador andino, visión que necesariamente surge de una sociedad impregnada de religión.

La coca vuelve a ser la hoja sagrada de los Andes, cultivada para su uso tradicional y medicinal, que nunca dejo de ser otra cosa, para los herederos de las hojas verdes.


Ahora que, otra civilización varias veces milenaria, como China, se interesa en exportar y comercializar esta planta medicinal como es la coca, además de haber sido reconocida como un elemento capital en la medicina tradicional de los Kallawayas de Bolivia, que recibieron oficialmente el reconocimiento de la UNESCO como un patrimonio más de la Humanidad.

martes, 9 de julio de 2013

Hoja Sagrada


Las referencias que se pueden encontrar sobre el cultivo y el uso de la coca en la alimentación, rituales y otras actividades de las culturas andinas preincaicas son escasas; pese a ello en las exuberantes y vírgenes selvas  del Tahuantinsuyo se produce un cultivo que al pasar lo años se convierten en un floreciente negocio y letales consecuencias que satanizan la idiosincrasia y los beneficios de un cultivo.
La coca vuelve a ser la hoja sagrada de los Andes, cultivada para su uso tradicional y medicinal, que nunca dejo de ser otra cosa, para los herederos de las hojas verdes.
Ahora que, otra civilización varias veces milenaria, como China, se interesa en exportar y comercializar esta planta medicinal como es la coca, además de haber sido reconocida como un elemento capital en la medicina tradicional de los Kallawayas de Bolivia, que recibieron oficialmente el reconocimiento de la UNESCO como un patrimonio más de la Humanidad.
La coca ha desempeñado un papel muy preponderante en el desarrollo de la civilización incaica estando íntimamente ligadas a su economía y religión; su cultivo y principalmente su uso se extendían desde la Argentina hasta Nicaragua y las Islas del Caribe; el misionero dominicano Tomás Ortiz en 1499 observó plantaciones de coca a lo largo de la costa venezolana. En las tierras incaicas su uso fue bastante controlado porque se consideraban hojas muy especiales; es obvio que como ocurre en la actualidad tuvieron una función protagónica en la parafernalia religiosa porque eran consideradas hojas mágicas.
Al producirse la conquista se crean dos bandos opuestos entre la OPINIÓN INVASORA respecto a la coca: la iglesia intenta prohibir totalmente su uso porque está íntimamente ligada a la profundidad religiosa andina y es una planta diabólica que hay que erradicar para arrancar toda idolatría ajena al cristianismo. Y LA OPINION DE LOS NATIVOS  argumenta que la coca es muy importante para los intereses de la colonia porque sin coca los "INDIOS" no podrían soportar las condiciones infrahumanas de explotación a las que son sometidos con trabajos realmente pesados.
 Además, la producción y comercialización de las hojas de coca representan cantidades inmensas de dinero que ellos podrían dejar de percibir sin la coca; entonces sin coca los "INDIOS" ya no irían a la "MITA" de las minas, ya no trabajarían, no habrían metales preciosos; en síntesis, sería el fin de la riqueza del invasor. Aparentemente la opresión se ejerce principalmente en Lima más en todo el virreinato su producción y comercialización, en los cuatro suyos se acentúan porque, por ejemplo, los ingresos de la Catedral del Cuzco provenían del diezmo de su comercialización. A partir de entonces existen cientos de detractores y apologistas de las hojas coca.
Hoy, como en el incanato la coca es aún un elemento imprescindible en la religión andina; es utilizada para hacer el "k'intu", forma parte en las diversas ofrendas a las deidades ancestrales, y además sirve para poder predecir el futuro mediante personas que sirven de "médium" entre las hojas y la persona interesada, las hojas son lanzadas sobre un manto y el "médium" se encarga de interpretarlas. Por su parte, ocupan un lugar preferencial en la medicina popular de los Andes, en forma de infusiones, cataplasmas o polvos; es normal que los andinos beban infusiones de hojas naturales de coca con fines medicinales ya que se considera que son un efectivo medicamento cuando las personas tienen mareos o dolores de cabeza, afecciones a la garganta y problemas estomacales, y también es bebida para ayudar a las personas que sufren "soroche" en zonas altas; como cataplasmas para aliviar reumatismos y luxaciones. Además, en muchas comunidades altas en los Andes sus poblaciones adultas tienen la costumbre de mascar hojas de coca, éstas son sólo mascadas y no tragadas; para ello se utilizan pedacitos pequeños de "llipt'a" que es una bola de cenizas de algunas plantas como la quinua. La cal contenida en la ceniza ayudará a desprender los alcaloides de la hoja y elementos como el caroteno, thiamina, riboflavina, hierro y calcio; además, está demostrado que la cal de la "llipt'a" ayuda a una fuerte degradación de la molécula de cocaína. El mascar o "piqchar" coca sirve como estimulante capaz de mitigar estados como la fatiga, hambre, sed, etc.; es obvio que quien masca coca no llegará a alcanzar un estado "doping" porque se trata de hojas naturales que necesitarían un proceso químico con elementos como el ácido tártico, ácido clorhídrico puro, éter y sulfato de soda anhidro a temperaturas predeterminadas diferentes, para finalmente producir cocaína.

"Que la coca los idiotiza" ...puede ser pero entre miles de indios apenas se encuentran dos o tres imbéciles y todos o casi todos "picchan" (no "chacchan") coca. Además no está averiguado que el uso de la coca hace daño. Cuantas arrobas de coca serán necesarias para que simplemente masticadas ni siquiera tragadas, se resuelvan en un gramo de cocaína?


La masticación de la coca es suficiente para convertirla en cocaína? En cambio ¡que dentífrico maravilloso, que vigorizante de milagro es la coca! No hay noticia de que ningún indio haya sufrido dispepsia, haya perdido la dentadura o enfermado de ella, antes de los cien años.".
Oficialmente su cultivo y comercialización están controlados por el gobierno peruano mediante la Empresa Nacional de la Coca, ENACO que debe comprar toda la producción de hojas en el país, que serán utilizadas en la venta lícita para la población y la industria farmacéutica. En la práctica se hallan miles de pequeños campos ilícitos cuya producción es aprovechada por la mafia internacional para la producción de droga; en términos generales se argumenta que en el Perú se produce droga pero que su consumo es ínfimo. Lo controversial al buscar culpables es: ¿quién es más culpable, el productor de hojas de coca, el traficante o el consumidor de droga?: el productor de hojas es un agricultor pobre y no tiene otra alternativa porque el único producto rentable para sus tierras es la coca; el traficante es aquel que saca casi todo el provecho del proceso y el consumidor es un vicioso que dispone de recursos económicos considerables en una gran ciudad rica. La producción de hojas para el consumo de los andinos es pequeña, su utilización y tratamiento están enmarcados dentro de un campo cultural y antropológico; mientras que la mayor parte de la producción, destinada a la farmacopea y el tráfico responden a un campo económico y policial.

Finalmente, cuando la producción y la comercialización se encuentre en manos de los nuevos lovies cocaleros, cien por ciento anglosajones, y posiblemente en otros continentes, como ya paso con otros productos en la historia económica mundial, la coca será finalmente rehabilitada para la satisfacción y en beneficio único de quienes, hoy en día buscan erradicarla de sus tierras originarias por todos los medios.